lunes, 27 de agosto de 2012

MOTAS DE VIDA EN SUSPENSIÓN


 El halo de luz entraba por la ventana

llena de herrumbre y centenaria,

transparente sólo para mí,

y hacía de pase de las motas de polvo flotantes,

mostrando un efecto de mil mariposas danzantes en un ciclo infinito.


Los cinco dedos que sujetaban mi cara

bailaban las melodías del altavoz supurante

y estirándose con delicadeza pudieron tocar el sol,

trazando una espiral en la inmensa y opaca nada.


Tarde me di cuenta de que me había muerto ya,


que mi alma rubricada descansaba entre las tablas raídas del suelo sucio,

tarde me di cuenta de que mi yo andante era solo un espejismo,

de que yo ya no estaba,

porque me quedé en otro sitio mejor.

En la risa eterna.

viernes, 29 de junio de 2012

SORDERA ESCOGIDA

Oír mi nombre en tu boca adquirió índole dramático cuando dijiste adiós, y las letras se rompieron en el suelo lleno de babas, y fue el último sonido que fui capaz de escuchar.  Creí delirar viendo a la gente moviendo sus labios,  cotorreando sin sonoridad… dejé de escuchar los coches, los maullidos de los gatos revolviendo en la basura de un contenedor sin tapa que nunca deja dormir, dejé de oír tus latidos, dejé de oír mi risa cuando subía al cielo…
Luego tampoco sonaban las risas de los niños, las olas del mar, las canciones bonitas de amor, las mariposas enmudecieron y me endurecieron…dejé de oír las conversaciones que tanto me aburrían, ya no oía el miedo, ni el dolor, ni escuchaba  el respeto por ningún lado, ya no oía retorciéndose al asco y la repulsa que a veces siento, simplemente dejé de oír…
No podía escuchar el viento, ni las tormentas, los truenos y el cielo ya no estremecían, ya no oía ni sol ni luna, no oía noche, no oía fresas, ni chocolate, no oía abrazos, ni cariño, la lluvia ya no cantaba, no podía oír tu pelo… se me hizo extraño  dejar de oír al habitante impávido que llevo dentro de este pellejo mortal… que tanto se manifiesta a veces,                                                                                                                                   entorpeciendo mis torpes andares, y quise dejar también de oírlo, dejé de oír las impertinencias tan fastidiosas e hirientes que hacen mella imborrable, dejé de oír la razón, la sinrazón, las disculpas tratadas con soberbia, ya no oía hipocresía, no oía la deleznable cobardía… fue grato ensordecer…
Silencio
… Llegué al mar y no oía  barcos, no oía el humo ni las rocas aliñadas con sal, ya no se oían llantos, ni partos, mis pies callaron y mi piel tampoco oía tus caricias así que ya todo dejó de contar… llegando a la conclusión de que no era yo quién no oía, fue el mundo quién dejó de hablar…


El teatro en playback continuaba…



miércoles, 6 de junio de 2012

UN DECÁLOGO CUALQUIERA

Una letra soplada al viento desde la palma de la mano
       abierta
dos notas que acarician la piel de un oído
       inquieto
tres las horas que pasan del medio día
      cae la paz lenta y la tarde
cuatro las hojas de mi trébol favorito que eres tú,
      mi suerte
cinco gotas de sudor en tu espalda,
      bandera blanca
seis besos en la boca
      sed salvaje
siete pasos hacia tu puerta
      temblor risueño, infinito
ocho noches de luna llena
      luz caliente que quema
nueve caídas de párpados perplejos,
      micrometradas, por no dejar de verte
diez horas en la oscuridad,
      quiero morir  más.

Mil, las veces que te amaría y te esperaría,
amor.

jueves, 31 de mayo de 2012

INCERTIDUMBRE

Un error.

Ladear la cabeza al ver la sangre y el barro manando de su nuca,
nunca cambiará los acontecimientos.

Pude hacerlo cuando mis pestañas eran tan felices como golfas.

Cuando las anclas cacofónicas ocupaban el océano en un tiempo paralelo y relativo que dijo no poder más.
Sentándose a descansar de tanto color azul.


Deteniéndose,
cuando las horas solo eran palabras
y los días explosiones de una risa acorazonada de color miel.
Muy meloso.

Pude,
en el momento en que la lila libélula libaba la luz de la lúdica luna lacerada al amanecer.
Languideciendo a la alborada.

Sólo pude un segundo,
en que el sol se quemó con el agua del mar  haciendo efervescentes las olas,
sólo un segundo,
hasta que volvieron a dormirse entre la sal de mis piernas.
Entonces vomité de alegría.

Ahora queda el vacío lastimero de la incógnita,
de la palabra no dicha.
De una incertidumbre infundada, inútil, incauta,
finalmente, innata e inherente.

Queda el hueco,
cóncavo, oscuro, odioso, fastidioso, vano y necio
que me hace pusilánime hasta la media noche
o hasta el mediodía,  si cambian mis meridianos,
pero en medio de un miedo que no es el mío.

Que nunca lo fue.
Que no quiero que lo sea...

viernes, 4 de mayo de 2012

FARÁNDULAS DE UN PSICÓPATA BURLÓN



Pasa que, a veces, conduciría el coraje cual cuchillo a la yema de mis dedos para poder entrar con rabia en las barrigas de los "donnadies" y sacarles todas las tripas al sol,  un lunes a mediodía, para dejarlos vacíos. Para sacarles su corazón y luego comérmelo.
Sí.

Pasa que, a veces, descanso en mármol  y el frío blanco me estremece y excita, y me envuelvo en pecado varicoso, y custodio mis miedos intravenosos para que no me abandonen, para que sigan estremeciéndome, para no olvidar la cautela que, "non grata",  me guiña un ojo desde lejos.  Y me recuerda que he de ser Ser. Y también la degollaría. Soez y socarrona.
Sí.

Debió ser la luna, que susurró en mis oídos alertas que tanta luz no era buena, que los dedos son artífices de la risa aún con lágrimas en la comisura de tus poros olvidados. Opacos al polvo y a la sangre.
Piel desnuda. Pies descalzos. Sudor. Placer. Soy.
Sí.

miércoles, 11 de abril de 2012

NACER / MORIR

Nazco
en las ventanas de la noche
cuando con suerte  sólo escucho el silencio.
Cuando sola,
cierro los ojos
y el mundo recupera  su sitio.

Nazco
cuando el mar es sólo mío
cuando el cielo dibuja nubes para mí
cuando el viento me vuelve piel roja  otra vez,  
despeinando mis ideas lentas.

Y nazco
entre la hierba que toca mis dedos
y en el abrazo eterno del rocío.

Me entrego a morir a la apatía,
a lo inhumano,
 al prototipo de la no espontaneidad. 
Al emplazamiento.

A la sequedad de las personas encajadas en sitios que nunca fueron suyos.
Al asco de la munición.

Muero en apuestas carentes de todo fin, 
cuando recorro pasillos oscuros
arrastrando los bultos e imperfecciones de las vidas que tanto desdeño.

Muero  ante el suicidio del que no sabe tocar un piano
ni bailar ante la hoguera mientras seduce a la luna 
o embriagado, bebe de las estrellas,
rozando la noche con su dedo.

jueves, 29 de marzo de 2012

INFRAESTRUCTURA EMOCIONAL RESQUEBRAJADA

Tu silencio te ubica.
Mi vacío me delata.
Me entregué  en espuma a la roca, con la frente sudando arena. Y quise morir un poco en cada grano. A las diez.
Diez  veces esperándote.  Diez veces aislada
y de las manos manaba
 el viento
 que me arrulla por dentro
cuando creo en el orgasmo.  Diez  orgasmos. Tú y tus manos lejos, perdidos, por principios , en la melena de otro aire, y hoy no te veo. Ya no veo.
Diez.
Y esa  tu cara se deforma y hace amalgama con la de tantos, como tu voz incógnita, como tu aliento descosido,
desconocido.
Como  mimo mutante de sonrisa  pintada que tarde descubrió que aun  bajando  los párpados, los ojos siempre permanecerán  abiertos.
Y el pánico no le deja dormir.

miércoles, 29 de febrero de 2012

ESPERANZA POSTMORTEM



Como no tenía otra cosa que hacer, se fumó un cigarro.
Quedó absorto mirando cómo se consumía, a la vez que su vida también se tornaba  gris ceniza y le daba tanta pena como asco y tosió todo su humo, poco a poco  y el viento se lo devolvió polvoriento, en la cara y como no tenía nada que hacer se lo volvió a tragar.
Masticó su rabia intensa y arrojó el cigarro a los pies de un niño.
Enfermo. Siniestro letal entre esputos y tormentos.

Como no tenía nada mejor que hacer y todo se tornó insoportable, echó a andar, y el camino se volvió torbellino crespo.
Mudó en cuerpo y cuero que no quería adivinar maneras, ni descubrir futuros. Anduvo días, mares, vidas y desencantos, convirtiéndose en un esperpento difícil de tratar.
Fracaso árido como un desierto de paja y nube.
Finito. Ansiedad extrema destinada al caos.

Como no tenía nada que hacer, decidió morirse. Inmóvil se vio tumbado en la nada de una gran ciudad, abandonado en una multitud que latía, que no se detenía.
Rióse de sí mismo, viendo su palidez alilada y su gesto retorcido. Sucio.
Estrépito y carcajadas. Delirios.
Desastre absoluto en la boca de las ratas, que se lo llevan... entonces pensó en hacer algo…

viernes, 3 de febrero de 2012

FRÍO

Las dudas campaban a sus anchas entre la nieve que ya era de piel 
y se hicieron abrigo donde albergar una oportunidad.

Tal vez la última.

Su boca exenta de risa, desabrochó la lengua que lamía tus malas intenciones. Y las escupió.

¿Cómo podré obviar las ganas, si laten como nunca  hicieron?

Un lamento es un lamento, siempre y cuando caiga al agua, con tal de pisarlo, desmembrarlo, despreciarlo, acabarlo...

No hay fe, pues es escueta la distancia de la cumbre al suelo y no te rompes.

Nunca te rompes.

Y en cada frío que me haces veo la cara:
la ciega, la sorda, la que nunca dice nada pero anda endemoniada. 
La blanco mate. La nívea.

Sólo en la cara que va por la vereda de un olvido prediseñado, 
asoma la expresión que quiero ver,
pues sus destellos se clavan como alfileres en todo  el manto lechoso que, retorciéndose, anhela un poco de luz que lo lícue por fin.

Alabastro y arena templada silban cuchillos al 
amanecer, en los campos donde las amapolas nunca fueron rojas.