Las dudas campaban a sus anchas entre la nieve que ya era de piel
y se hicieron abrigo donde albergar una oportunidad.
Tal vez la última.
Su boca exenta de risa, desabrochó la lengua que lamía tus malas intenciones. Y las escupió.
Un lamento es un lamento, siempre y cuando caiga al agua, con tal de pisarlo, desmembrarlo, despreciarlo, acabarlo...
No hay fe, pues es escueta la distancia de la cumbre al suelo y no te rompes.
Nunca te rompes.
Y en cada frío que me haces veo la cara:
la ciega, la sorda, la que nunca dice nada pero anda endemoniada.
La blanco mate. La nívea.
Sólo en la cara que va por la vereda de un olvido prediseñado,
asoma la expresión que quiero ver,
pues sus destellos se clavan como alfileres en todo el manto lechoso que, retorciéndose, anhela un poco de luz que lo lícue por fin.
Alabastro y arena templada silban cuchillos al
amanecer, en los campos donde las amapolas nunca fueron rojas.
amanecer, en los campos donde las amapolas nunca fueron rojas.
Sobre el fin del mundo te recomiendo que veas una película emocionante y maravillosa: Melancholia, de Lars von Trier. Un poema de Robert Frost sobre el fin del mundo y el frío:
ResponderEliminarSome say the world will end in fire,
Some say in ice.
From what I've tasted of desire
I hold with those who favor fire.
But if it had to perish twice,
I think I know enough of hate
To say that for destruction ice
Is also great
And would suffice.