martes, 22 de noviembre de 2016

AYER ES HOY (DE NUEVO)





Desperté alterada de un letargo pesado y apático.

Gris.

Temprano supe que mi sombra 
tenía el color del agua 
del charco 
que vuelve a ser  espejo del sol.

Y bailamos juntas para ver qué me contaba.

Sabía de mi inconsciencia.

Sabía de mis anhelos.

Sabía de mis vacíos pero... 
nunca supo que iba a quererte,
ni que me iba a estrellar de frente 
con los  cristales que encierran tu alma,
esos que la gente que no puede ver, les llama ojos, sin más.

No sabía que había un lazo invisible que unía tus manos a las mías,
ni que tuvieran que tocarse para poder creérselo.

No sabía que vivías, en silencio, en mi memoria estropeada, 
ni que el viento,
que hoy sopla  fuerte,
fuera a traerme tus besos, tan dulces como este otoño.

Sabía que me faltabas,
pero no sabía que eras tú.







miércoles, 16 de noviembre de 2016

INERCIA DE SERONDA



L'agua apodérase del camín,
lavándo-y la cara, 
cambiándo-y el color. 

Va pa él,

como les fueyes al suelu, 
como l´aire a les rames, 
como yo pa ti...






______________


INERCIA DE OTOÑO 


El agua se apodera del camino,
 lavándole la cara, 
cambiándole el color.
Va hacia él,
como las hojas al suelo, 
como el aire a las ramas, 
como yo hacia ti...




martes, 15 de noviembre de 2016

TRANCE


Caer.

Abandonarse al vértigo vacío, 
de espaldas, 
con los brazos en cruz, 
los ojos cerrados 
y la sonrisa puesta.

Dejarse.

Vestirse de un infinito desconocido 
con las dudas en los bolsillos
sin saber si me recogeras al llegar.

Doblar esquinas
                        con los dientes.

Nadar dentro de unos ojos
que no son los míos,
mas me sientan bien.

No saber si apostar o apostillar.

Permitirle al miedo entrar en mi casa
sólo por olerte detrás de las orejas.

Volverse oportunidad.












martes, 1 de noviembre de 2016

CANIBALISMO NORMALIZADO





Temo ahogarme al morirme de hambre.

Temo soltar amarras,
vientos, huracanes , tempestades...
y dar rienda suelta a las ganas de gritar que llevo adentro 
desde hace demasiada arena caída
                                 en este puto reloj 
(de cristal).

Encerradas, 
                  cumpliendo condena. 

Famélicas y encarceladas
en unas entrañas de ladrillo 
húmedo, 
              musgoso 
                             y manipulado.

En penitencia.

Con escasa esperanza.


He de ser transigente y dejarlas trepar 
hasta esta garganta que tanto  aprieta  mis palabras,
he de dejarlas coronar la cima, 
ver la luz 
y que vuelen entre otros lamentos,
los que en su día fueron  más rápidos
y que acaben bailando danzas ajenas
y desconocidas.
Silbando viento de tormentas 
                         que ahora conozco bien.

           
Y esos jadeos que abrochan los momentos de placer.
Esos también.



El miedo nos come, nos paraliza, 
nos nutrimos del miedo,
yo del mío y tú de los tuyos, y de los míos también 
tu cara que es puro miedo...
y podría cenarla esta noche
relamiéndome, 
pero no se asimila bien.



Cadena alimenticia viciosa que desprestigia mi raza
 volviéndonos
casi   
 caníbales.