martes, 1 de noviembre de 2016

CANIBALISMO NORMALIZADO





Temo ahogarme al morirme de hambre.

Temo soltar amarras,
vientos, huracanes , tempestades...
y dar rienda suelta a las ganas de gritar que llevo adentro 
desde hace demasiada arena caída
                                 en este puto reloj 
(de cristal).

Encerradas, 
                  cumpliendo condena. 

Famélicas y encarceladas
en unas entrañas de ladrillo 
húmedo, 
              musgoso 
                             y manipulado.

En penitencia.

Con escasa esperanza.


He de ser transigente y dejarlas trepar 
hasta esta garganta que tanto  aprieta  mis palabras,
he de dejarlas coronar la cima, 
ver la luz 
y que vuelen entre otros lamentos,
los que en su día fueron  más rápidos
y que acaben bailando danzas ajenas
y desconocidas.
Silbando viento de tormentas 
                         que ahora conozco bien.

           
Y esos jadeos que abrochan los momentos de placer.
Esos también.



El miedo nos come, nos paraliza, 
nos nutrimos del miedo,
yo del mío y tú de los tuyos, y de los míos también 
tu cara que es puro miedo...
y podría cenarla esta noche
relamiéndome, 
pero no se asimila bien.



Cadena alimenticia viciosa que desprestigia mi raza
 volviéndonos
casi   
 caníbales.


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