miércoles, 22 de septiembre de 2010

ÁRBOLES PLANTADOS

Tanto esperé a la sombra de tu puerta 
que enraicé.


Y ahora

que quiero irme,
no puedo extraer mis pies de la tierra.



Y ahora

quiero mudarme

y no puedo caminar,

porque ya no sé.



Y ahora

llueve encima de mí,
me azotan los temporales y luego,

cuando escampa,
no mejora, porque el sol me quema jocoso.



Y cierro fuerte los ojos,   
para que nada se caiga al suelo,

y pienso que no es necesario derrochar sal.

               (muecas)

Y pasa la gente y me ve sonreír…

               (loca)



Y así,

la resignación y yo nos hicimos amigas.



      Para siempre.

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