sábado, 14 de agosto de 2010

GRIETAS EN MIS CHARCOS

Sonrisas entregadas


hurañas, sin saña,


caían como plumas


desde tu tejado, amor.






Que quise coger cada una.






Que quise vivir de ellas.






Que quise que se quedaran...






             No.






Se va el amor.


Desaparece la musa


que inspira a poetas incautos,


que van donando emociones,


sin esperar nada a cambio.






                 En cambio,


           fluyen sus versos sin cauce,


como ese amor que no encuentran,


               como el agua de la lluvia,


                                  que al final,


                se estanca en un charco


   y se consume irremediablemente


      por los rayos de un sol cegador.

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