Ángel,
que te vistes de desazón cada día,
y caminas casi sin tocar la acera,
por no dejar ni huellas.
que te vistes de desazón cada día,
y caminas casi sin tocar la acera,
por no dejar ni huellas.
Viniste meditabundo
transitando por un caos de dudas,
cogiendo tu sonrisa de la mano,
dejándote de lado...
Ángel,
que albergas mil virtudes,
que la plebe bien conoce,
que das y no obtienes nada
y nos subes cada día al cielo con tu caminar...
que arden ojos por verte pasar.
Ángel,
quisiera ahora cerrar mi mano
y destrozar de un solo golpe
a quién se atreve a mirarte
con la sola intención de acabarte.
Quisiera abrazarte,
tan hermoso tú,
flor precisamente preciosa,
entre cardos esperpénticos,
espermáticos,
y etílicos.
Ángel,
no desgastes tu bondad,
no hay mas aire que tu aliento
no hay mas suave que tu piel,
que tu risa apuntala mi vida
una vez, dos, cien...
El mundo anhela tocarte,
vacío si tú no estás,
el mundo envidia tu paz
y tu libertad.
Tengo envidia de quien te haya inspirado esta poesía, lástima no fuera yo, sería maravilloso que alguien me viera así.
ResponderEliminarla persona que en su día me inspiró es el ser más retorcidamente libre y maravilloso que he conocido, es un ángel pero él no lo sabe, provoca envidias pero no le importa, se le critica tanto como se le ama, pero siempre e incondicionalmente estaré de su lado...y algunas personas contamos con su gracia, otras simplemente no.
ResponderEliminarmuchas gracias por pasarte (aun sin decir tu nombre), saludos.