Amalgamas la sinrazón,
dándole formas y estilos que resultan inapropiados,
imposibles u obscenos.
Conversas,
con palabras rotas desde la misma garganta,
y no se oyen…ni se conservan.
Son palabras dolidas del camino
y caen al aire como cristal.
No hay conclusiones.
No hay motivaciones.
No hay afirmaciones.
No hay negación.
No hay milagros ni bilis dulce,
no hay fuego ni hogar…
Miras con rabia al presente
que se hizo apóstata de tiempos anteriores,
y falta valor para afrontar
ese sucedáneo de futuro,
ese teatro malinterpretado,
que hoy por hoy se adivina…latente…
y casi enfermo.
Tragas humo para terminar pronto.
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