y ahora no puede ya.
Sus piernas, su espalda, su vestido y ella misma son agujero,
sin fondo,
un sueño de dolor y miedo,
una espiral aturdida que no tiene fin.
Hipnotizada y perdida completamente.
Abandonada en una dimensión hostil y retorcida todavía sin colonizar,
no encuentra el jodido interruptor de la esperanza y no puede encender su luz,
ahora es penumbra y penuria.
Pero las fuerzas que salen de su nada
vendrán para levantarla
otra vez
(cansada)
y caminará rota
otra vez
(agotada)
y el camino volverá a ser solo pasos
que no llevan a ningún lado
pero hasta que al viento se le antoje borrarlos
marcarán su andar y su peso
y al final del acantilado amargo ella también será viento
y convertirá en etéreo su pose
invisible,
completamente perfecto,
transparente y adimensional.
(descanso al fin)
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