De cuando hablábamos de escarcha
Y los tiempos no eran buenos para nadie
Las venas aguantaban lo justo
Y los caminos cambiaban de luz cada vez
Las miradas rubricaban amores imposibles
Y no hacía falta nada
Los silencios eran suficientes
Y los gestos andaban muertos de pena entre charcos o mármoles fríos
Las cortinas de humo se movían con el pasar de la gente
Y las esquinas fuimos incapaces de doblarlas
Ni una sóla vez
Pero los colchones estaban en el suelo
Y la risa puesta
Y la melodía aún sigue sonando si me concentro
A veces me abrazo y me veo bailando
Tan suave que me duermo
Tan lento que me enredo y tropiezo
Tan bonito que ojalá no deje de sonar nunca
Aunque sea con interferencias
Escucho
Sólo al cerrar los ojos consigo verlo todo
Lo veo claro
Sólo en el silencio me escucho y suena a lo lejos algún murmullo, ecos de bostezos, hilos de una conversación, y el jolgorio mudo que dejó aquel sitio
Recuerdo esos cristales que nunca estuvieron limpios
Tan tupidos por las horas y el aliento de las masas
Pero eran el espejo para las siluetas
Translúcidas, como un borrón
Bailes robotizados
Robados
Bolas de nieve
Augurio del frío que iba a quedarse aquí
Empadronado en el alma
Pero sólo de alquiler
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