jueves, 1 de septiembre de 2016

BRECHAS



Atrapando musas, Audrey sonreía enmarcada desde la pared.
Sus ojos de papel pintado tenían la vida que a mí me faltaba.

Reían.

Y me vio,
             cansada.

Apática, sin nada en la mente. 

Mi lápiz roto
                   y tu ausencia presente.


Pasaron dos días, tal vez dos años,
y la arena ya no hacía daño en mis pies descalzos.
Con las plantas destrozadas, 
                                         no hacía pasos 
                                         ni caminos.

Pero mis manos mojadas
araban la tierra donde ayer mismo plantabas simiente.


No me mires, no te rías.


Las piedras dejan de pesar cuando tienes los bolsillos rotos.
Y el necio vuelve a intentar llenarlos.

El juicio también se esfuma por las brechas 
y espirales negras de un alma vacía.

Nada pesa tanto como la cobardía.


No me mires, ni te rías.


Cubriré tu rostro con la sábana de mi vergüenza 
y no volveré a contemplarte
y encarcelaré  mis ojos 
tras unos párpados 
flojos, 
          caídos 
                     y muy mojados en la sal que me sobra.





2 comentarios:

  1. A ver, yo creo que desde su ventana prestada por Andy Wharhol, Audrey está desconcertada, testigo involuntaria de dramas, espejos rotos, misterios, desamores, y lágrimas que no alcanza a comprender.
    Educada, sonríe, en el fondo orgullosa por la sensibilidad de su huésped y que sin duda hubiera sido su amiga del alma.

    Será así?
    E.A.

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  2. La ventana no es de Wharhol en este caso, pero te diré que has hecho una interpretación casi perfecta Eduardo!!! te felicito esta vez ;-) Audrey y yo, somos testigos la una de la otra y ,de alguna manera, somos viejas amigas, por algo viaja conmigo a todas partes y preside mi salón desde hace más de quince años.
    Un abrazón!!

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