Un error.
Ladear la cabeza al ver la sangre y el barro manando de su nuca,
nunca cambiará los acontecimientos.
Pude hacerlo cuando mis pestañas eran tan felices como golfas.
Cuando las anclas cacofónicas ocupaban el océano en un tiempo paralelo y relativo que dijo no poder más.
Sentándose a descansar de tanto color azul.
Deteniéndose,
cuando las horas solo eran palabras
y los días explosiones de una risa acorazonada de color miel.
Muy meloso.
Pude,
en el momento en que la lila libélula libaba la luz de la lúdica luna lacerada al amanecer.
Languideciendo a la alborada.
Sólo pude un segundo,
en que el sol se quemó con el agua del mar haciendo efervescentes las olas,
sólo un segundo,
hasta que volvieron a dormirse entre la sal de mis piernas.
Entonces vomité de alegría.
Ahora queda el vacío lastimero de la incógnita,
de la palabra no dicha.
De una incertidumbre infundada, inútil, incauta,
finalmente, innata e inherente.
Queda el hueco,
cóncavo, oscuro, odioso, fastidioso, vano y necio
que me hace pusilánime hasta la media noche
o hasta el mediodía, si cambian mis meridianos,
pero en medio de un miedo que no es el mío.
Que nunca lo fue.
Que no quiero que lo sea...
cierro los ojos...silencio / el viento llegó a mi cara... / es el momento de echar a volar...
jueves, 31 de mayo de 2012
viernes, 4 de mayo de 2012
FARÁNDULAS DE UN PSICÓPATA BURLÓN
Pasa que, a veces, conduciría el coraje cual cuchillo a la yema de mis dedos para poder entrar con rabia en las barrigas de los "donnadies" y sacarles todas las tripas al sol, un lunes a mediodía, para dejarlos vacíos. Para sacarles su corazón y luego comérmelo.
Sí.
Pasa que, a veces, descanso en mármol y el frío blanco me estremece y excita, y me envuelvo en pecado varicoso, y custodio mis miedos intravenosos para que no me abandonen, para que sigan estremeciéndome, para no olvidar la cautela que, "non grata", me guiña un ojo desde lejos. Y me recuerda que he de ser Ser. Y también la degollaría. Soez y socarrona.
Sí.
Debió ser la luna, que susurró en mis oídos alertas que tanta luz no era buena, que los dedos son artífices de la risa aún con lágrimas en la comisura de tus poros olvidados. Opacos al polvo y a la sangre.
Piel desnuda. Pies descalzos. Sudor. Placer. Soy.
Sí.
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