Con las manos clavadas
entre sus muslos
y la mirada mermada,
entre sus muslos
y la mirada mermada,
oprimió el bramido que surgió
del impacto de sus omóplatos,
del impacto de sus omóplatos,
y aquel silencio fue el grito
rasgado
que su corazón ahoga.
rasgado
que su corazón ahoga.
Miedo y cobardía.
Ató sus dientes con palabras no dichas
y se los dio de comer a los perros.
(Porque el eco era insoportable.)
Desde entonces aúllan antes de dormir,
lacrando sus labios para siempre.