Somos...
una piedra en bruto y en manos de un paciente cantero,
ése que llaman tiempo.
Cada golpe que proporciona
nos va dando forma.
Cada cincelada nos esculpe,
a veces se le va la mano y de repente nos rompe,
nos estalla o nos parte en dos.
A veces nos acerca al quiebro y otras a la perfección.
Cada día, cada experiencia, son nuestras muescas, únicas y exclusivas, son parte del proyecto, son nuestra escultura en potencia.
Son puto arte.
Y yo...he llegado a ser la estatua que había soñado.
Plena, pulida, con muescas, con grietas, con esa belleza que tiene lo antiguo y con la paciencia de la piedra en manos de ese cantero.
Dispuesta a todo. Contenta con esta vida que me toca vivir , con mucha ilusión. Dejando que a veces me llueva encima sin perder de vista que también puedo aplastar.
Machacada pero dura. Caliente y fría.
Estática y dinámica.
Suave y agreste, delicada y no y con un montón de defectos y puntos débiles.
También fuertes.
Soy yo.
En la arena.
En la montaña.
En el fondo del mar.
Al sol y al aire.
Dejándome pulir siempre y siempre aprendiendo.
Soy yo, la mujer que quería ser.