domingo, 21 de junio de 2015

VÉRTIGO




El invierno resultó aun más triste, 

la nieve quemaba más que nunca, 
la montaña se reía, 
las personas íbamos secas, 
sin sintonía
acompañados de unos pasos que no emitían ruidos,
temerosos, 
en procesión.

Las manos, 

             laxas, 
                   temblorosas.

                       Sin gesto.


Por cada respiración, una lágrima.


Por cada lágrima, un suspiro  errante.

Suspiros huecos que no llevaban a nada.

Entre   tanta lentitud, 

caminábamos con cuidado de no pisar las almas
de los ancestros que iban asomando para acompañarnos, 
y nos hicimos amigas.

La sombra de una guadaña acechaba.

Entre niebla y recogidos,

llegamos al acantilado burlón, 
y lo bordeamos sin cuidado...
el vértigo estaba adentro.

En un filo imposible acordamos seguir adelante

paradarnos cuenta que,  sólo un poco más tarde, 
saldría el sol.