En su día lo llevaba yo.
Ahora el destino se ocupa de ese asunto.
La promesa de la estrella bipolar
entró en modo bucle,
quizá en "standby".
Con ese piloto insolente,
impertinente,
que parpadea a la vez que mis ojos,
y nunca lo pillo
porque siempre coincidimos.
Y aquí me veo,
barriendo esquirlas de luz por todas mis esquinas.
Recogiendo,
a la vez que recojo lo que queda de mí misma.
Limpiando el polvo estelar que dejaste.
Ese polvo de los astros
que se han ido apagando,
que nunca volverán a brillar tanto como aquella noche.
¡Pero qué bonitos eran!
¡Cuánta luz nos dieron!
Sí.
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