En las largas esperas que alargan mis brazos y mis dedos
con la intención de alcanzar la cura de todos los males,
mis ojeras son más noche y los nervios, mi sustento.
En las esperas, las luces son más cegadoras y los colores más vivos, la psicodelia te alcanza y entonces me envuelvo en verde y mariposa para que... quién sabe, tal vez así, pueda al fin volar.
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