y mis párpados caen al aire guillotinando tu mirada
y caen
contra las tablas raídas,
anunciando siempre un fin.
Las ruinas del amor infecto que recorrió mi habitante interior,
se apelmazan haciéndose fuertes
y ahí siguen haciendo espacio,
y de paso fuerte a mí.
Caminas entre nubes que me ignoran
a lo largo de todos los tiempos,
los habidos,
los venideros.
Los que no existen, los inventados.
Dame tiempo.
Ya no resquema.
Mas aun late y
de vez en cuando
escala mi espina dorsal,
llenándola de postillas.
Pastillas para el dolor.
Cicatrices en cura (y de prestado que diría Alfredo).
Me camuflo tras las sonrisas que quisiera dedicarte.
Respiro
el poco aire que dejáis (los demás).
Harapos heredados visten mi corazón
que tan pronto late como no,
como convulsiona en ascos
o no.
El esperma reseco se apelmaza en tus muslos.
Risa calva.
Las llagas ya no sangran.
Demasiados dedos incrédulos duermen en ellas.
Taponando.
La mirada velada y en la retina
siempre la misma imagen.
Santificado seas.
Eres mera fábula Amor.