miércoles, 17 de mayo de 2017

ALONDRA




De vez en cuando me dejo caer. 
Hacia arriba.
En un levitar surrealista me vuelvo transparente
agua
nube
a veces tormenta,
y desaparecen mis ojos humanos que tanto anhelan dejar de ver.

Y los huesos dejan de ser lastre. 
Y dejo atrás el miedo, 
el vértigo, 
sólo soy viento y soplo a mi antojo,
viento, 
que a veces baja, y acaricia las crestas de las olas
o las briznas de la hierba nueva,
viento, 
que despeina tu pelo entre risas esperando que me respires.

A veces me vuelvo alondra 
y al último rayo de sol bajo en picado a mi nido 
que está anclado en el suelo y cubro con las alas a los míos, 
pasando la noche en vela
a la espera de la mañana de vainilla y mandarina 
para poder volver a entonar mi canto.




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